domingo, 10 de mayo de 2015

Las salinas de interior: ¿Un patrimonio vivo para el siglo XXI?


 
Cuando celebramos el VI Simposio del Salmorejo Cordobés dedicado a la sal La Sal de la Vida, presentamos nuestro concepto de La Vida de la Sal. Con esta idea queríamos reflexionar sobre un patrimonio vivo y vivido por viejos salineros de la campiña de Córdoba, pero también vivo y por vivir desde nuevas iniciativas y proyectos empresariales en torno a la sal y las salinas cordobesas.
Los viejos salineros como Regalado en Duernas derraman lágrimas de sal recordando tiempos de oro blanco, pero sobre todo de salinas repletas de vida, muros encalados y tejas limpias de jaramagos y palomina. Hoy la tapia sin cal que la endurezca se convierte a poco que llueva en ripio, y la teja antigua en pieza de colección o reventa del polvero de pueblo.

¿Por qué nos empañamos en levantar ésta y otras salinas olvidadas? ¿Qué sentido tiene hablar de la artesanía de la sal? ¿Es posible innovar en un sector productivo más muerto que vivo prácticamente olvidado y abandonado por la población y las instituciones?
Hablar de rehabitar las salinas, reivindicar la artesanía de la sal y sobre todo desarrollar un nuevo modelo de aprovechamiento de la sal y las salinas de interior de Andalucía es para Gabela de Sal un objetivo fundamental de negocio, pero sobre todo, una apuesta importante, no carente de riesgo, de vivir de lo salado.

La mayoría de la población piensa que, por común y abundante, la sal es algo de escaso valor, y que la salina, como lugar de origen de la sal, es algo grande como una mina o un amplio espacio litoral repleto de enormes montones de sal. Una escasa minoría reconoce que existe una sal de calidad e incluso que existen diferentes tipos de sal diferenciables por su color rosa o una presentación en escamas muy singular que se producen en otros países, y aun menos son los que conocen o saben de salinas y saleros de menor tamaño de las tierras de interior.
Como quiera que nadie o casi nadie es profeta en su tierra, hablar de la calidad de la sal y las salinas de manantial en este contexto parece algo complicado. Y en verdad lo es. Llevamos algo más de un año trabajando en esta idea y a pesar del último reconocimiento al concepto de Sal Artesana que hemos recibido, queda mucho por hacer, mucha promoción pero sobre todo didáctica de la sal.

Queda también conseguir la implicación de las diferentes administraciones con competencias. En ello estamos desde primeros de año con ANDASAL, la Asociación Andaluza de Artesanos de la Sal. A lo largo de enero y febrero hemos tenido varias reuniones con responsables a nivel regional y provincial de la minería, agricultura, medio ambiente, cultura y ordenación del territorio. No hemos buscado la subvención para la puesta en valor de las salinas ni tampoco apoyo financiero para el proyecto de Gabela de Sal. Era más importante recordar a la administración que no hace mucho tiempo la producción de sal de manantial fue una actividad rentable y que las salinas como espacio productivo formaron parte del paisaje e historia común del interior de Andalucía.
Pero más allá de esta llamada a la importancia pasada y el carácter patrimonial de la cultural de la sal, hemos tratado de presentar un nuevo modelo de negocio capaz de aprovechar la riqueza mineral de los manantiales de interior y sus beneficios para la salud, el valor cultural e histórico de lo material e inmaterial de la salina y los salineros, y los valores naturales de las aguas saladas repletas de especies de flora y fauna únicas. Salud, historia y naturaleza son palabras clave que definen tres conjuntos de valores que en torno a la sal y las salinas de interior permiten desarrollar un nuevo sector productivo con nuevos productos y modelos de negocio, capaz de generar empleo y riqueza desde el conocimiento y la gestión del valor.

En este empeño, no estamos solos. Clientes y amigos desde la gastronomía, la investigación y alguna institución a nivel provincial nos acompañan. Tampoco somos los únicos que creemos que un nuevo concepto de salina es posible. Katia Hueso y Jesús Carrasco de IPAISAL, Instituto del Patrimonio y los Paisajes de la Sal desde Madrid, y José Manuel Vidal de BIOCYMA en Murcia, tratan también de recuperar la sal escondida del interior de la Península.
Con ellos y otros amigos trabajamos para dar forma a un proyecto común y crear la Red Ibérica de Salinas Tradicionales (RIST). En septiembre tendrá lugar el cuarto encuentro de la RIST en Murcia, pero antes, de la mano de IPAISAL el próximo 16 de mayo en Sigüenza, abordaremos algunas cuestiones interesantes sobre el presente y futuro de las salinas de interior. Se trata de un encuentro con interesante programa de actividades dirigido a todas aquellas personas o entidades relacionadas con el patrimonio salinero.

De sus conclusiones y desarrollo os informaremos en próximas entradas.
Más información:
IPAISAL
Apartado de correos 50. E-28450 Collado Mediano

Tel. +34 678 896 490. Tel./Fax +34 91 855 41 60
e-mail: salinasdeinterior@gmail.com, katia@ipaisal.org
Web: www.ipaisal.org (under construction)
FB1: www.facebook.com/ipaisal.org
FB2: www.facebook.com/salina.art
T: @ipaisalorg

La Salina de Duernas, Patrimonio Natural de Córdoba


Córdoba es ciudad monumental repleta de historia y naturaleza urbana. Pero más allá de la urbe, Córdoba es también monumento histórico y natural, un tesoro por descubrir en forma de Sierra, Vega y Campiña de la mano de la nueva Guía Córdoba Patrimonio Natural editada por la Delegación de Medio Ambiente Urbano y la Delegación Especial de Patrimonio de la Humanidad y Casco Histórico del Ayuntamiento de Córdoba.
Con esta nueva guía dedicada al paisaje y valores naturales del municipio, la oferta turística de Córdoba se amplía a lugares e hitos de especial interés de su entorno cercano. Si el hombre introduce la naturaleza en forma de paseo, alameda, jardín, parque y ribera en la ciudad, en la sierra, la campiña y la vega, modifica el medio original y dibuja a lo largo del tiempo un nuevo paisaje forestal o agrario de alto valor cultural y natural.

En el medio urbano, el río Guadalquivir constituye un espacio singular en el que destacan los conocidos molinos y puentes, pero también espacios verdes como los sotos de la Albolafia y Martos, así como equipamientos de carácter ambiental y deportivo. En la ciudad histórica, jardines y patios tradicionales, son sobradamente conocidos, aunque existen espacios menos populares de gran interés como el jardín histórico de la Alameda del Obispo, magnífico ejemplo de la jardinería barroca cordobesa. El desarrollo urbano de Córdoba fue consolidando el paisaje actual de la ciudad con nuevos espacios verdes en forma de jardines y parques hasta alcanzar una dotación de 15,48 metros cuadros por habitante, valor nada despreciable que se verá incrementado de forma significativa con los más de 1 millón de metros cuadros de nuevos parques (Levante, Patriarca y Canal) previstos en el planeamiento.
La vega se presenta en forma de gran llanura de inundación en la que destacan las riberas o sotos incluidos en un espacio de interés natural de ámbito comunitario, el tramo medio del Guadalquivir. La llanura queda delimitada por la sierra en la margen derecha y la campiña a la izquierda. Ambas márgenes comparten un mismo paisaje original de grandes zonas regables que evoluciona de forma diferencial según orilla. En la margen derecha, el regadío da paso a grandes infraestructuras y un proceso de urbanización que negando su carácter inundable llega hasta el mismo cauce del río. La margen izquierda mantiene el carácter agrario con la presencia de cultivos tradicionales de regadío.

No hay imagen de Córdoba la llana, sin el fondo escarpado de Sierra Morena. La sierra es sin duda el espacio natural más cercano para los cordobeses, punto de paseo de domingo y perol, cargado de historia e historias de minería antigua y reciente, balcón y mirador de la ciudad y el valle del Guadalquivir. La sierra ha sido siempre espacio habitado lleno de recursos que aparece como paisaje agroforestal en el torno de Trassiera, minero en Cerro Muriano, urbanizado en Las Jaras, gran valle fluvial como la de los ríos Guadiato y Gudalmellato o pequeños cuencas de arroyos que alimentan al Guadalquivir.
Y para terminar, la campiña, tierra de pan, calma, historia y sal. A pesar de que representa el 70% del territorio cordobés, la campiña se antoja en la actualidad lugar de paso, despoblado y ajeno a la ciudad. Sin embargo, la campiña espacio tradicional agrario repleto de grandes cortijos y caseríos fue espacio habitado y cercano para muchos cordobeses que trabajaron la tierra hasta mediados del siglo pasado. Caminos tradicionales nos permiten hoy recorrer este espacio a través de la vía verde la campiña o el camino mozárabe como nuevos peregrinos hacia Santiago que siguen las aguas del Salsum Flumen, hoy Guadajoz, curso de agua salada como la del arroyo del Montecillo, en el que encontramos la Salina de Duernas.

No hace mucho presentamos la Guía del Patrimonio Hidráulico de Córdoba. Nos felicitábamos en su día por ver a las salinas de Baena en la lista de elementos de interés. Hoy nos sentimos igualmente felices de ver la Salina de Duernas y el Guadajoz, nuestro gran río salado, en una nueva publicación de máximo interés.
 
Más información:
ANDASAL (2015). La Sal y las Salinas, Patrimonio Hidráulico de Córdoba